18 de noviembre de 2009

Soy una dominanta

Pero qué agustico me quedé a la salida del cine. Por un lado, los 6 euros que me costó la entrada valieron la pena y mucho. ¡Qué peliculón! Por otro, decir verdades sienta bien a una. Aunque luego te llamen a la cara "dominanta". Por cierto, ¿eso qué es? ¿Un insulto? ¿Un cumplido? ¿Una mala defensa?

La Real Academia de la Lengua no recoge en su diccionario el término. Así que supongo que debería quedarme con la definición de "dominante". Una de sus acepciones dice así: "Que sobresale, prevalece o es superior entre otras cosas de su orden y clase".

Me gusta esta definición. Y, de hecho, creo que es en lo que pensaba la señora a la que acababa de llamar la atención tras 2 horas de película hablando (con un tono que de bajito no tenía nada). Y luego se preguntan políticos, gente del cine y demás personal: ¿por qué cada vez se va menos al cine?

Cierto es que las entradas son cada vez más caras y no han crecido al mismo ritmo que los sueldos. Cierto es que hay muy pocas películas apetecibles en las salas de cine. Pero no es menos cierto que el "cine en casa" está más de moda por muchos motivos:
  • ves la película cuando quieres y como quieres, como si estás en pijama y zapatillas, vamos.
  • comes y bebes lo que quieres sin tener que pagar el dineral que te cuestan unas palomitas y un refresco en el cine.
  • si tienes que parar la película, la paras y punto. Ya le darás al play luego. Y si no te has enterado de lo que dicen en determinada escena, pues le das hacia atrás y listo.
  • ah, y por supuesto, es mucho más barato.
Pero la principal razón, en mi opinión, es que no tienes que aguantar a una serie de sujetos:
  • el que no para de comer palomitas durante toda la película,
  • el que aprovecha hasta la última gota del refresco,
  • el que se ha olvidado de apagar o silenciar el móvil y o no lo coge para evitarse la vergüenza, o lo coge y comenta la película a su interlocutor.
Y el sujeto más importante: el comentarista. Esa persona que se pasa gran parte de la película comentando cada una de las escenas. A estos deberían prohibirles la entrada al cine. Primero, porque evitan que te enteres de parte de la película. Segundo, porque terminan poniéndote de un humor... Tercero, porque si les llamas la atención, ¡se ofenden!

A mí me da igual. Yo hoy he llamado la atención a un par de comentaristas y tan ancha que me he quedado cuando me han respondido: "Y tú eres una dominanta". Que digo yo, señora, ¿por qué me dice nada, cuando sabe que yo tengo la razón y, además, las 3 veces que yo les pedí silencio (porque hubo más gente que lo hizo) lo hice con todo el respeto del mundo? Eso sí, de todos los allí presentes, sólo yo fui la que se atrevió a decirles algo.

Conclusión: adiós a las grandes salas. Yo me quedo con la Filmoteca y las salas de versión original, aunque sea para ver películas españolas. Al menos ahí la gente va a ver cine y no a comentarlo, que para eso se queda uno en casa o lo comenta a la salida, ¿o es que no se pueden aguantar?

Por cierto, la película que me fastidiaron, pero sólo un poquito, fue Celda 211, el peliculón español del año. Grande Tosar, pero eso los gallegos ya lo sabíamos hace bastante. Grande Luis Zahera en un personaje muy poco parecido a Petróleo. Y grande Alberto Ammann. ¡Qué descubrimiento! Y, por supuesto, ¡ay omá qué rico!


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